Torres Quevedo

Leonardo Torres Quevedo (1852-1936) fue un ingeniero de caminos, matemático e inventor. En el campo de la matemática, en 1893 publicó su “Memoria sobre las Máquinas Algebraicas”, en la que demostraba cómo resolver de forma mecánica ecuaciones de cualquier grado, un hecho sin precedentes. A los anteriores científicos, entre ellos Lagrange, se les había escapado la idea de que era preciso utilizar mecanismos sin fin como los discos giratorios o husillos. Estos hacían posible que las variables aumentaran o disminuyeran de forma ilimitada en ambos sentidos. Así, Leonardo consiguió incluso hacer cálculos de números complejos, resolver ecuaciones de segundo grado y también algunos tipos especiales de ecuaciones diferenciales de primer orden. 

Asimismo, inventó el teleférico, uno de los cuales se lo encargó la empresa Whirpool para las cataratas del Niágara, donde sigue funcionando en pleno siglo XXI, sin que haya habido un solo accidente en toda su historia. Además, mejoró la tecnología de los dirigibles logrando que prácticamente todos los modelos construidos a lo largo del siglo XX y XXI se basen en la patente que publicó en 1902, y creó el primer mando a distancia (lo llamó telekino), un aparato con el que lograba mover en cualquier dirección y hasta una distancia de dos kilómetros una embarcación en Bilbao, ante los atónitos ojos de una multitud de personas entre las que se encontraba el mismísimo rey de España. 

No obstante, su obra cumbre, de 1920, es el aritmómetro. Se trata de la primera calculadora digital, el antecesor del ordenador moderno. Este equipo constaba de memoria, unidad aritmética-lógica que incluía totalizador, multiplicador y comparador, y unidad de control con la que elegir el tipo de operación. Por último, una máquina de escribir hacía las veces de interfaz gráfica, ya que los datos para las operaciones se introducían mediante su teclado y los resultados se imprimían en un papel. Además, también destacó en el campo de las letras, llegando a ocupar la silla del célebre escritor Benito Pérez Galdós en la Real Academia Española de la Lengua. 

Pero ante todo era un devoto católico que se maravillaba leyendo el catecismo y que tenía por costumbre comulgar todos los Primeros Viernes de mes, de acuerdo con lo indicado en las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque.

Autor: Ignacio del Villar, Universidad Pública de Navarra. SCS-España


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La biografía en inglés se puede encontrar aquí.